MIERA: UN RÍO DE VIDA CARGADO DE HISTORIA
El río Miera forma parte de la historia de Liérganes. A pesar de su corta longitud – -tan solo 41 kms-, configura un valle tan diverso como pintoresco; atravesando pueblos de gran personalidad y definiendo paisajes muy dispares.
El Miera nace a más de 1.250 metros de altitud en el Pico del Fraile, en pleno Portillo de Lunada; en medio de un valle glaciar por el cual sus aguas descienden entre estrechos desfiladeros. Tras bajar encajonado por San Roque y Miera, en su tramo medio el río se abre y ensancha en Rubalcaba, ya en el municipio de Liérganes.
Si en su primer recorrido, el Miera baja torrencial, con grandes crecidas y desprendimientos, por las fuertes pendientes, aquí se aquieta y sus aguas discurren mansas, formando tranquilos y profundos meandros. En todo caso resulta una sensación engañosa: el valle donde se asienta Liérganes cuenta con una enmarañada red hidráulica que, en muchas ocasiones y debido a las abundantes precipitaciones, se ha mostrado torrencial y destructiva.
PUENTES, MOLINOS, FERRERÍAS Y PRESAS: LA REVOLUCIÓN DE LA ECONOMÍA Y LAS COMUNICACIONES
Los cursos de agua del río Miera y sus muchos afluentes han sido elementos fundamentales en la economía rural de Liérganes. Durante siglos, los pasiegos han sabido aprovecharse del impetuoso caudal del río para mover maquinaria destinada a la molienda del grano; para activar fuelles para la forja del metal, o para producir energía eléctrica. Puentes, molinos y presas aparecen hoy diseminados por todo el municipio y nos invitan a su descubrimiento.
EL PUENTE DE LIÉRGANES
Construido en el año 1606 con piedra del propio río. De apariencia esbelta y ligera, tiene dos arcos de medio punto y de tamaño desigual y es conocido como “puente mayor” o “puente romano”. A pesar de las grandes avenidas e inundaciones que han asolado el valle de Liérganes a lo largo de su historia, se ha conservado en perfecto estado sin necesidad de grandes restauraciones.
El puente de Liérganes tuvo un gran valor estratégico, ya que conectaba la comarca con el Camino de Castilla, hacia el Portillo de Lunada. Su construcción formó parte de la gran revolución de los transportes que se produjo en Cantabria hacia los años 1585-1590. El objetivo era afianzar las comunicaciones y establecer caminos seguros hacia la Meseta, para lo cual, los principales puentes de Cantabria –que eran entonces de madera- se reconstruyeron íntegramente en piedra.
Al lado del puente podemos contemplar uno de los molinos mejor conservados de Liérganes. Fue construido en 1667 y cuenta con una planta rectangular y arcos de medio punto para la entrada y salida de aguas. Estuvo en uso hasta finales del siglo XIX y actualmente alberga el Centro de Interpretación de la leyenda del hombre pez.
Juntos, puente y molino, se integran de manera natural en el cauce del río Miera y forma una de las estampa más características y bellas de Liérganes.