Liérganes recupera el «via crucis» de piedra levantado tras la guerra civil

Gracias a la generosidad de varias familias, se han recuperado 11 de las 17 cruces

LIÉRGANES RECUPERA EL VÍA CRUCIS DE
PIEDRA LEVANTADO TRAS LA GUERRA CIVIL

Liérganes ha recuperado su viejo vía crucis al aire libre con grandes cruces de piedra -260 kilos cada una de ellas-, construido a finales de los años cuarenta. Un grupo de originarios del pueblo, que mantienen sus casas y descienden de este lugar, aunque mayoritariamente viven fuera de aquí, se reunieron el pasado verano para volver a poner en valor el llamado vía crucis. Comienza en el barrio del Mercadillo y finaliza, un pie tras otro, en el altozano en donde está la ermita de san Pantaleón, patrono del pueblo, desde donde la vista general de esta villa es un gozo para el visitante.
Esta estación de penitencia pasó a formar parte de la vida de Liérganes por deseo de la familia Sainz de la Cuesta –dueña de la Casa de los Cañones- que, en un gesto de acción de gracias, quiso corresponder que uno de los miembros de la familia regresara sano y salvo de la Guerra Civil española. Hasta finales de los años sesenta el párroco del pueblo oficiaba este acto penitencial de la Semana Santa acompañado, salvo que el clima no ayudara, de numerosos vecinos.
Aunque el vía crucis clásico tenía 14 estaciones el de Liérganes contaba con 16 cruces, dado que la décimo segunda –la crucifixión- era triple, al contar con tres cruces: Jesús crucificado por un lado y las otras dos cruces más de los ladrones o reos que le acompañaron en su muerte en el Calvario. Con la reforma reciente introducida por el papa Juan Pablo II, se pasó de 14 estaciones a 15, ya que faltaba Cristo resucitado.
El de Liérganes, por tanto, tiene ahora 15 estaciones, tal y como recoge la Iglesia católica, pero 17 cruces, lo que le confiere un carácter único. Lo cierto es que con el paso del tiempo, las cruces de piedra fueron desapareciendo, y ya solo quedaban 5 en pie y una tirada sobre el suelo. Ha habido, pues, que realizar en un taller de cantería un total de 11 cruces, valorada cada una de ellas en 1.400 euros IVA incluido.
El alcalde de Liérganes, Santiago Rego, acompañado del párroco, Hilario Obregón, participaron en un sencillo acto en la colina en donde acaba el vía crucis, junto a la iglesia de san Pantaleón. Allí se dieron cita las familias que han sufragado los 15.400 euros que han costado las nueve 11 cruces ahora incorporadas.
Rego agradeció el interés mostrado por las familias que han costeado el que Liérganes recupere uno de sus atractivos clásicos: la subida a san Pantaleón no por la carretera para vehículos, sino por un estrecho camino desde el centro del pueblo de apenas un cuarto hora de cómodo ascenso, y por el que se distribuyen las 17 cruces. El párroco rezó una oración y puso en valor el vía crucis para los católicos.
El vía crucis -en latín «camino de la cruz»- es una de las devociones o prácticas de oración más extendidas entre los cristianos. Refiere las diferentes etapas vividas por Jesús desde el momento en que fue aprehendido hasta su crucifixión y sepultura. También conocido como «estaciones de la cruz» y «vía dolorosa», se trata de un acto de piedad, un camino de oración que busca la meditación de la pasión y muerte de Jesucristo en su camino al Calvario.
El camino se representa con una serie de quince imágenes de la Pasión, denominadas estaciones, correspondientes a incidentes particulares que, según la tradición cristiana, Jesús sufrió por la salvación de la humanidad basados en los relatos evangélicos y la tradición. También se llama vía crucis al recorrido de cruces que señalan un camino o una ruta donde se puede realizar este ejercicio piadoso.
La iglesia de San Pantaleón se localiza en una colina al sur de Liérganes, desde donde destaca la figura prismática de la torre adosada al muro oeste. Conserva rasgos de estilo románico a pesar de que data de la segunda mitad del siglo XIII, período que ya se considera gótico. Se levanta en piedra de sillería y presenta cornisas y canecillos de caveto. Estos últimos presentan esquemáticos intentos iconográficos.
El aspecto más destacado es la puerta del muro orientado al norte, con arco apuntado y arquivoltas de baquetones y medias cañas sin decoración y cimacios lisos. Otras dos puertas de cierto mérito se localizan en el pasadizo de la torre, apuntada, sin arquivoltas y con anchos cimacios levemente moldurados, y en el muro meridional, con arquivoltas prismáticos apoyadas en cimacios lisos.